Martes 29 de Junio de 2021
El intolerable acoso a los órganos
de control del Estado
Quizá mi formación jurídica en el campo
del Derecho Público -que se inició cuando España no era Estado de Derecho y había que determinar
los principios democráticos del Derecho, y mas concretamente del Derecho Procesal,
en argumentos extraídos de la Doctrina científica y jurisprudencial y de las leyes
extranjeras- me lleva al convencimiento, también a la certeza, de que el Estado
de Derecho, el nuestro, no caerá a pesar de los intentos que se están haciendo
en este momento por distintas fuerzas políticas para conseguir un cambio
sustancial de nuestros fundamentos jurídicos y democráticos sin modificar las leyes,
ni la Constitución: sólo tergiversando su sentido y contenido y condicionando,
presionando o anulando la acción de los órganos de control que son en nuestra Constitución.
Ahora le ha tocado el turno al Tribunal de Cuentas, antes lo fue el del Ministerio
Fiscal, Abogacía del Estado, Tribunal Supremo y Constitucional, en fin, Consejo
General del Poder Judicial.
Digo esto porque es demasiado obvio
el acoso al que se está sometiendo al Poder Judicial y a todo aquello que se
mueve en su rededor. Pero los acosadores, que están residenciados en el
Gobierno y en el Parlamento (los otros dos Poderes del Estado) han olvidado,
quizá por su casi generalizada pubertad democrática, que los otros servidores
del Estado, los acosados, son tributarios y están asentados en los principios democráticos
que determinaron el gran cambio que España experimentó en el trienio que va de
1975 a 1978, por lo que estos acosos intolerables no darán a la postre el fruto
que desean.
Valentín Cortés
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