Valentín Cortés Domínguez

Valentín Cortés Dominguez es Catedrático de Derecho Procesal. Ha sido abogado con 47 años de experiencia, conferenciante y autor de múltiples publicaciones jurídicas y de manuales de derecho procesal que son libros de texto en distintas universidades españolas y de América latina.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

 

Miércoles 15 de Septiembre de 2021

La llamada “mesa de diálogo”

“Mesa de dialogo” es una expresión mágica, como lo son aquellas palabras que se utilizan con la intención de causar un impacto por sí solas, incluso si están huecas de contenido y significado, como es el caso.

Pero, a lo que nosotros interesa, que es el Derecho, la “mesa de diálogo”, que se han inventado los políticos catalanes y el Gobierno, es el inmenso escenario de una posible gran explosión de inconstitucionalidad, como esos enjambres sísmicos que acaban normalmente con un gran terremoto devastador. Porque, si el Gobierno dialoga -o negocia, que es lo mismo, pero menos mágico- un  referéndum o una consulta, directa o indirecta, sobre lo que quieren los independentistas, se incurre en inconstitucionalidad; si se dialoga( o negocia) sobre una especie de estado federal, o de  “nación de naciones”, o de trasmisión de poderes exclusivamente estatales a la autonomía catalana, igualmente se incurre en inconstitucionalidad; si se dialoga o negocia sobre un  nuevo estatuto para bordear la reforma constitucional, estaremos en lo mismo.

El Gobierno y el independentismo se deberían dejar de expresiones mágicas y de caminar por la senda del fraude constitucional, e ir al meollo de la cuestión: si se quiere la independencia o algo similar, expresado con cualquier palabra mágica, hay que abordar el procedimiento constitucional de modificación de la Constitución (arts. 166-169 de la Constitución): ni hay más camino ni mas dialogo, al menos, en Derecho. Pero, para eso hay que tener la mayoría parlamentaria y social que claramente no tienen. Todo lo demás es jugar a las palabras mágicas y al fraude constitucional.

Valentín Cortés