Viernes 6 de Noviembre de 2015
El Tribunal Constitucional ha
jugado bien
Decía Carnelutti, el gran procesalista de mediados de siglo pasado, que
el proceso es un juego. El proceso cautelar, como el de ayer en el Tribunal
Constitucional, es un juego ciertamente difícil y lleno de matices e interpretaciones.
Quizá Carnelutti decía lo del juego en otro sentido del que
nosotros vamos a darle ahora, pero nos vale. El Tribunal Constitucional tiene pendiente
con las instituciones catalanas un juego
que tiene varias “manos”. Podía haber hecho una jugada ayer (suspendiendo el
pleno del Parlamento Catalán del próximo lunes), o el martes, cuando el Gobierno
le plantee la inconstitucionalidad de la decisión del Parlamento catalán acerca
de la llamada eufemísticamente “desconexión”.
Dicho esto, ayer la decisión del
Tribunal Constitucional hubiera provocado la desobediencia del Parlamento Catalán;
el martes, la decisión del Tribunal Constitucional provocará la desobediencia
del Parlamento Catalán. Pero, el Tribunal Constitucional juega mejor su papel
de la segunda forma (en la segunda baza), porque la decisión, en ese caso, del
Tribunal, no está sometida ni a valoraciones ni a interpretaciones: la
desobediencia sería al Tribunal, quien dicta la resolución que taxativamente le marca
la legislación vigente: sin matices, sin interpretaciones y por unanimidad. La sanción
será, si cabe, más indiscutible.
¡En los juegos, como en el proceso, quien no cumple las normas siempre pierde y es expulsado!
Valentín Cortés