Jueves 14 de Enero de 2016
El ansia derogatoria
Porque no quiero caer en la provocación de una impostada falta de conciliación
laboral parlamentaria, hoy voy a comentar lo que he pensado que voy a llamar
ansia derogatoria; me refiero a la que mostró otra vez, ayer mismo, por
ejemplo, el líder del Partido Socialista.
La derogación de las Leyes es una
manera de acabar con la eficacia de las normas jurídicas y, por supuesto, no
admite la más mínima objeción desde el punto de vista jurídico.
El problema que se presenta, ya lo
puso de manifiesto el maestro Don Federico de Castro, es que la derogación
impone necesariamente una valoración jurídica de las cosas distinta o contraria
a la, hasta ese momento, vigente. En ese caso, los promotores de estas
derogaciones se deben preguntar si las situaciones reguladas ya por las leyes derogadas
deben ser repudiadas y entonces aparecen los problemas de los derechos adquiridos
y de la irretroactividad de las leyes, entre otros.
Todo un complejo mundo de
ordenación jurídica que no se resuelve de un plumazo, como parece que se desprende de las palabras del Sr. Sánchez. A no ser que
tenga preparado un cuerpo legal sustitutivo y, en ese caso, la tramitación de una Ley( no digo ya de varias y variadas)
ya tiene mayores complejidades que las de un plumazo. Porque, además, lo que se
pretende derogar es un amplísimo cuerpo legal, formado incluso por alguna que
otra Ley Orgánica.
Valentín Cortés