Jueves 25 de Enero de 2024
El objeto del debate constitucional en el que
estamos
Vista la actualidad política española
con una cierta perspectiva, se puede apreciar que, con origen en la sedición catalana,
hay un sector de la sociedad española, que representa el PSOE y los partidos
que lo apoyan, cuyas políticas encuentran serios problemas constitucionales para
su realización. Esas políticas no coinciden sino en el hecho de que necesitan
una Constitución distinta a la que hay para desarrollar sus idearios políticos.
El camino escogido por esos
partidos, liderados por el PSOE, para solucionar este problema, no ha sido el
establecido en la propia Constitución para llevar a cabo su modificación, cambio
o sustitución (arts. 166 y ss de la Constitución), porque, nadie lo duda, no tienen
la mayoría social necesaria para que llegue a buen puerto cualquier iniciativa
en ese sentido. Se ha escogido el camino del fraude: no se cambia la Constitución,
pero se transgrede, de forma parece ser sistematizada, con la promulgación de normas
jurídicas a las que se da, de inicio, una interpretación falsa y
fraudulentamente constitucional que no resiste el menor análisis serio porque
obvia la violación de los grandes pilares en los que se asienta la Constitución:
fundamentalmente, como ya hemos dicho en múltiples ocasiones, los principios de
soberanía nacional, igualdad, legalidad e interdicción de la arbitrariedad.
En esta lucha por el Derecho en la
que estamos, que en el futuro inmediato se va a centrar, de modo irremediable,
en el Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional e instancias judiciales
europeas, no centrarse ahora en esto es distorsionar el debate con cuestiones muy
importantes, pero menores, que sólo favorecen a quien transgrede fraudulentamente
la Constitución. Caer en la distorsión del
debate no es buen método para ganar el pleito.
Valentín Cortés