Jueves 29 de Diciembre de 2022
¿Una decisión “insólita” del Tribunal Constitucional?
Eso dice uno de los votos
particulares (firmado por tres Magistrados) sobre la decisión del Tribunal
Constitucional de paralizar la tramitación de las conocidas enmiendas junto con
la modificación del Código Penal, que tanto ha dado que hablar.
Pero lo insólito no es que haya justicia
cautelar (todo lo contrario, pues no existe Justicia ni Jurisdicción sin
medidas cautelares), sino la decisión que tomó el Parlamento( respectivos
presidentes del Congreso y Senado). En
efecto, frente a la orden del Tribunal Constitucional de paralizar la tramitación
de las enmiendas, que naturalmente cumplieron como era debido, no se hizo algo
que se podría haber hecho: paralizar también la tramitación del proyecto de toda
la ley, con las enmiendas añadidas, y esperar a que se dictara la decisión
final en el recurso de amparo que había presentado el PP. Porque, como sabemos,
toda decisión cautelar es temporal y dura hasta tanto no se toma la decisión en
el proceso principal. Es decir, entendieron ( pero no lo dijeron en sus famosas
declaraciones) que el procedimiento legislativo emprendido no tenía futuro constitucional
alguno y sucedió, pues, lo que a muchos demandados, en la vida diaria de los juzgados,
que amparándose en el tiempo de tramitación de los procesos, en sus trámites y
recursos, no cumplen con sus obligaciones jugando con el factor tiempo que impone
de hecho soluciones injustas; demandados que,después, ante la adopción de una medida
cautelar a petición del demandante, se allanan a la pretensión de aquel pues ya
no les sirve el factor tiempo. Esto fue lo que hizo el Parlamento (y no se anunció
pomposamente): desistir definitivamente de tramitar la enmiendas, y seguir con
la tramitación del proyecto de ley, sencillamente porque entendía que el procedimiento
legislativo emprendido era anticonstitucional y no convenía al Gobierno en su política
de pactos esperar a la decisión final del Tribunal Constitucional.
Lo insólito, para mí, es que el
Parlamento juegue con los tiempos procedimentales para alcanzar, de hecho, lo
que en Derecho no podría conseguir.
Valentín Cortés