Miércoles 14 de Enero de 2015
Leo en www.europapress.es que la Sra. Romero,
la famosa enferma del ébola, felizmente curada, ha reconocido que mintió en relación
con la consulta que pasó con la médico de familia y que, en consecuencia, nunca
le dijo que había estado en contacto con los enfermos religiosos de la Orden de
San Juan de Dios.
La noticia, desde mi punto de vista, que es el jurídico, no es que
mintiera, que prácticamente todo el mundo daba por descontado, sino que lo haya
reconocido. Tengo, pues, que cambiar mi opinión, mantenida desde siempre, ahora
veo que sin fundamento absoluto, de que los actos de conciliación previos a la interposición
de las querellas por injurias o calumnias no servían para nada. En este caso ha
servido: para evitar una querella y una condena, para restablecer el buen
nombre de una médico y para que se constate que una cosa es estar enfermo y
otra no ser responsable de la propia enfermedad, que, me temo mucho, también se
reconocerá al final, porque una cosa es la verdad periodística (interesada,
partidista y sectaria) y otra cosa es probarla en un proceso judicial.
Valentín Cortés