Martes 3 de Diciembre de 2024
Biden, la arbitrariedad y ¿nuestra esperanza?
Leemos en la prensa, con estupor (nosotros,
ya se sabe, jurídico), que el Presidente Biden ha indultado a su hijo, al que
no se podrá juzgar por cualquier delito que haya podido cometer en los últimos diez
años. La prensa española lo ataca, cada medio desde su punto de vista, aunque alguno
de ellos no hace, por ahora, comentario alguno sobre el tema. Yo quiero hacer
el siguiente comentario:
Lo que impresiona, muy
negativamente, de este acto del Presidente americano a nuestra mentalidad y pensamiento
y estructura jurídicas, que emana todo de la Constitución, es la enorme
arbitrariedad, por demás impune, que supone esta decisión. No hay la menor
fundamentación, ni razonada ni razonable en Justicia, que ampare
esta decisión: se sustenta sólo en la voluntad de favorecer a su hijo, y de
forma igualmente directa, a sí mismo (en cuanto padre), sobreponiendo su
voluntad y sus intereses a cualquier otra consideración, y en la posibilidad
formal que el Derecho americano concede a los presidentes de hacer impunemente
estos indultos, que en el caso concreto, parece más una amnistía según nuestro parámetros
jurídicos.
Y expreso esta opinión porque este estupor que muchos sienten en nuestro país ante esta decisión es el mismo que deberían sentir por la amnistía concedida aquí a los independentistas catalanes: una enorme arbitrariedad llevada a cabo sólo y exclusivamente para proteger el interés político del Sr. Sánchez. La única diferencia es que aquí esa arbitrariedad no es impune, pues está interdicta por la Constitución (art.9 .3). Y por eso nos queda, al menos, la esperanza de que el Tribunal Constitucional cumpla con su misión y declare su nulidad. A no ser que los españoles sean unos de esos a los que Dante diría lasciate ogne speranza
Valentín Cortés