Martes 7 de Marzo de 2023
La discriminación de la mujer y el parto de los
montes
No creo que seriamente se pueda
defender que en nuestro país no existe discriminación de la mujer. Existe y es fácilmente
comprobable en múltiples aspectos, facetas y situaciones de nuestra vida cotidiana,
que muestran su magnitud y gravedad.
Establecido este principio, la noticia
(hoy en todos los periódicos) de la aprobación por el Consejo de Ministros de
un proyecto de Ley, llamado de “paridad”, --que obligará en muy concretos sectores
(listas electorales, órganos de Gobierno públicos, órganos de gestión y dirección
de empresas públicas y cotizadas, y casos similares, etc.) a una composición paritaria
entre hombres y mujeres en esos supuestos-- me parece de una enorme intrascendencia
jurídica y social. Simplemente me recuerda mucho a Esopo y a su famosa fábula
del “parto de los montes”.
Incluso se podría pensar que el menor número
de mujeres en esos puestos, a los que se refiere el proyecto de ley, no es
consecuencia de una discriminación de la mujer en el caso concreto, sino más
bien la consecuencia y resultado retardado de una discriminación innegable que
surge precisamente de lo que el proyecto de ley, al parecer y por lo que recoge
la prensa, ni siquiera contempla ni atisba, y que viene implantada ( la discriminación)
en una educación equivocada, desde la escuela, en una carencia casi absoluta de
medidas de protección de la familia y de la maternidad, que permitan a la mujer
compaginar la maternidad con el trabajo y su proyección en el mismo, y de un larguísimo etc del que el Estado
se ha desinteresado desde hace ya mucho tiempo. Todo ello ha hecho que la mujer
se vea dirigida a acceder, cuando lo hace, a sectores laborales y profesionales
de menor proyección social y trascendencia económica.
Por eso, más que echar las campanas
al aire por este proyecto de ley, de gran intrascendencia jurídica y social, el
Estado debería tomar conciencia del grave problema de la discriminación de la
mujer y abordarlo en su gran magnitud.
Valentín Cortés