Jueves 15 de Diciembre de 2022
El Tribunal Constitucional
tiene que resolver hoy qué papel quiere jugar en nuestro Estado de Derecho.
Escribo intencionadamente antes de
que el Tribunal decida. Y, obviamente,no sé que resolverá el Tribunal
Constitucional en relación con el recurso de amparo que ha presentado un grupo
de Diputados contra la decisión del Congreso de tramitar un proyecto de ley,
cuyas enmiendas afectan a leyes distintas y a temas distintos de los del objeto
de la reforma del delito de sedición. Tampoco sé en qué términos está redactado
el recurso.
Desde este desconocimiento, lo que
sí puedo decir es que formalmente no se pueden tramitar parlamentariamente esas
leyes de esa manera porque ataca directamente al derecho de los diputados a
ejercer con todas las garantías su función parlamentaria. Por tanto,aunque sólo sea en este tema, hay lo que
se llama “bonus fumus iuris”, la apariencia de Derecho, que posibilita tomar
las medidas cautelares que se solicitan.
Y sé que, en este momento, en que
el Tribunal Constitucional está enfrente del espejo, la imagen que proyecte de
sí mismo no puede ser la del leguleyo que se sale por la tangente o que busca
el resquicio procedimentalista y formulario para no enfrentarse con el problema
que tiene el Poder Legislativo ( arrasado por el Ejecutivo), el Poder Judicial
e incluso su propio Poder y Autoridad que se ponen en claro peligro por este proyecto
de ley que, amén de estas inconstitucionalidades, comete la de negar el derecho
a ejercer su función a los propios diputados. Porque quede claro que, en este
estado procesal, este no es un conflicto entre el Tribunal Constitucional y el
Poder Legislativo, es sólo y exclusivamente un conflicto constitucional entre
un grupo de diputados y el Congreso, con las consecuencias que ya han sido
advertidas, que el Tribunal Constitucional tiene el poder-deber de resolver.
Valentín Cortés