Miércoles 25 de Septiembre de 2019
El deterioro perceptible del
Sr. Torra
La reiteración del Sr. Torra, Presidente
de la Generalidad catalana, en enfrentarse con los órganos del Estado, y a sus decisiones,
es un signo evidente de eso que hemos venido en llamar, de forma general, deslealtad
constitucional, que se reviste en algunos casos, bien recientes, de desobediencia
con tintes penales.
Me refiero a las declaraciones
hechas por este Sr. con ocasión de las detenciones efectuadas en Cataluña de
ciertos miembros de los CDR, por orden judicial, acusados de delitos tan graves
como el de terrorismo.
No me cabe duda de que el Sr. Torra
es libre de pensar que los detenidos son inocentes y que, incluso, sean lo que vulgarmente
se denomina como “hermanitas de la caridad”. Es su derecho. Pero de ahí a
calificar la actuación judicial como un acto de represión, dirigido y orientado
por intereses exclusivamente represores y políticos, va el camino que se
recorre del ejercicio de un derecho a la libertad de pensamiento y de expresión
a la posible comisión de un delito de injurias y calumnias graves a un órgano del
Estado, como es el juez ordenante de las actuaciones, pues lo está acusando de
prevaricación.
Su camino de deslealtad constitucional,
en firme progreso, (el Sr. Torra es la primera autoridad del Estado en el
territorio autonómico de Cataluña) sólo puede acabar en la inhabilitación política
de dicho señor.
Valentín Cortés