Miércoles 31 de Enero de 2024
La gran ceremonia de la confusión
Todo lo ocurrido ayer en el
Congreso en relación con la tramitación de la ley de amnistía, así como el río
de declaraciones de políticos en relación con lo ocurrido, parece que da paso a
la aparición de una gran ceremonia de la confusión, aún más grande que en la
que estamos instalados.
Pero no conviene que nosotros nos confundamos,
porque todo lo ocurrido nos confirma y prueba, aún más, que sea cual sea el contenido
de esta ley de amnistía y sea cual sea el alcance de los delitos que contemple,
se trata de una ley anticonstitucional desde la cruz a la raya, porque como,
vengo diciendo en este blog desde el principio, estamos en presencia de un
gran monumento a la arbitrariedad, como nunca se ha visto en nuestra
democracia, que, como sabemos, está asentada, entre otros, en el pilar ( art. 9
de la Constitución) de la interdicción de la arbitrariedad. Y ayer de nuevo
quedó demostrado: no hay el menor atisbo de legalidad constitucional ni en incluir
los delitos a los que se refería el partido del Sr. Puigdemont, ni de excluirlos,
¡apareciendo esto como el paradigma de la constitucionalidad!. Porque la confusión
interesada consiste en hacernos creer que esta ley de amnistía es
constitucional si no se admiten unos delitos como amnistiables y que no lo es
si se admiten; no, antes de llegar a esa falsa conclusión hay que salvar, al
menos, que una ley (la que sea) arbitraria, nacida del chantaje político, que
consagra la desigualdad y que ataca la división de Poderes pueda tener vigencia
en la España democrática. No la tiene, y de eso no puede caber la menor duda.
Todo lo demás son pluses --incluso puedo admitir, a los sólo efectos polémicos,
que dudosos-- de más inconstitucionalidad de esta aberración jurídica.
Valentín Cortés