Lunes 6 de Febrero de 2017
Zafiedad
Parece inevitable que en este blog jurídico
se hable hoy del juicio contra el Sr. Mas y acompañantes. Y quizá, en los días del
inmediato futuro, tengamos que referirnos de nuevo a este juicio.
Lo que empezó siendo una larga
marcha, pretendidamente épica (sin embargo, quizá, le faltó que por megafonía se
escuchara a Edwar Elgar, Marcha num.1
Pompa y Circunstancia) no fue sino
una muestra de zafiedad; es decir, todo fue un intento zafio de influir en el
Tribunal. Toda esa masa desconocía, como muy posiblemente los que eran
juzgados, de ahí la zafiedad, que quizá la mejor manera de influir en el Tribunal
no era tanto la soflama política, en forma de manifestación y en forma de declaración
unilateral de los juzgados al abogado propio y cercano, preparada durante días,
como la declaración de ellos a las preguntas de todas las partes personadas
para evidenciar unos hechos de los que poder deducir, quizá, la falta de delito
en la conducta que no se puede negar.
Porque muchas veces, lo que es ejercicio
de un derecho (no declarar en el juicio, o hacerlo sólo a preguntas de a quien
queramos contestar o que ya sabemos que nos va a preguntar) puede ser una desastrosa
manera de defenderse y, por consiguiente, de influir en el tribunal (pues, ¡hay
tantos derechos que tenemos y que es mejor no ejercitarlos!)
No sé si al final, en la manifestación
que habrá cuando se dicte la sentencia, tendrán que utilizar megafonía para
escuchar a Dukas y su Aprendiz de brujo.
Valentín Cortés