Martes 30 de Septiembre de 2014
La Generalidad acata la suspensión decretada por el Tribunal
Constitucional (leído en la prensa)
En la vida que se mueve en rededor del Derecho, nadie quiere el conflicto
o la confrontación; me refiero a nadie que esté amparado por el Derecho, porque
una de sus características es darnos certeza y seguridad (Flavio López de
Oñate, La certezza del dititto, 1942).
Quien no respeta la certeza y seguridad que nos proporciona el Derecho prefiere
el conflicto y quien sufre esa carencia
lo que quiere es que se restablezca el Derecho.
El que motiva el conflicto, cuando propone pactos para evitarlo (ahora
se dice “choque de trenes”) lo que
hace es puro chantaje. Caer en la tentación del chantaje podrá solucionar el conflicto
pero no obtendremos certeza y seguridad jurídicas.
Por eso, desde mi punto de vista jurídico, se equivocan los que ven la
solución de este tema en la negociación. Negociar, pero ¿qué? ¿Qué clase de Constitución
aceptarían los que proponen la secesión? Y si en el pacto ya no quieren la
secesión y quieren otras cosas: ¿Qué clase de Estado de Derecho obtendríamos tras
el chantaje y el pacto?
Desgraciadamente, este es uno de esos pleitos que no tienen un arreglo
amistoso y en el que las partes deben
aceptar lo que falle el juez competente. ¡No hay otra salida! Confió en que la “cordura”
de esta mañana de la Generalidad persistirá en el tiempo.
Valentín Cortés