Viernes 24 de Junio de 2022
El Consejo General del Poder
Judicial como juguete del Poder Ejecutivo
Toda la prensa de esta mañana
recoge la noticia de la presentación por el PSOE de una proposición de Ley para
modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial, en el sentido opuesto ( aunque
parcialmente) a la modificación que sufrió, hace poco mas de un año,
restringiendo las facultades de nombramientos del Consejo General del Poder
Judicial en su situación de “en funciones”, tal como está ahora: ahora se le
devolvería la facultad de nombrar magistrados del Tribunal Constitucional, de acuerdo
con el cupo que le está reservado constitucionalmente. Ya sabemos (lo hemos
comentado) que la renovación del Tribunal debe hacerse por tercios y que los
que ahora debe nombrar el Gobierno están incluidos con los que tiene que
nombrar el Consejo en un único tercio; si el Consejo no puede nombrar, no puede
nombrar tampoco el Gobierno. "Solución": que el Consejo pueda nombrar a los magistrados del TC y, por
consiguiente, modificación de la Ley modificada.
Las intenciones políticas son
claras y eso es lo malo; porque da a la modificación de ahora, como a la de antaño,
un aire de arbitrariedad (recuerdo que está sometida a interdicción en
nuestra Constitución: art. 9) que, no solamente se opone a la Constitución,
sino al Derecho de la Unión Europea, que tan sensible está en relación con la manipulación
de los órganos jurisdiccionales por el Ejecutivo. Nos podíamos preguntar, para
demostrar la arbitrariedad de ambas reformas, la razón de no devolver esas
competencias al Consejo en caso, por el ejemplo, de los demás nombramientos en
el Tribunal Supremo. La arbitrariedad es tomar decisiones(promulgar leyes) sin razón
alguna o por razones turbias o sin que sean reformas razonables, y esta
no lo será sino no es que se devuelven todas las competencias al Consejo, aun
cuando esté en funciones.
Valentín Cortés