Viernes 17 de Marzo de 2023
El ejercicio de los derechos y la Ética
Doña Mónica Garcia, que es la
portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, parece ser que, cobrando el llamado
bono térmico a las familias numerosas, que le corresponde por ley por ser
titular de una de ellas, fue la persona que denunció públicamente al miembro
del Gobierno madrileño que tambien lo cobra. De ello opinamos ayer.
Ahora, cuando se ha hecho público que ella
tambien lo cobra, renuncia a ese beneficio y dice que siente vergüenza de
haberse equivocado (vid. www.elmundo.es).
Por su parte, la Casa Real ha anunciado que la Princesa Leonor renunciará al
sueldo básico que tienen todos los cadetes que estudian en las Academias Militares
(vid. www.europapress.es), todo ello sin más explicaciones.
Son, pues, tres formas paradigmáticas
de enfrentarse al ejercicio de los derechos que nos concede la Ley, ejerciendo
nuestro poder de disposición: el miembro del Gobierno de Madrid tiene el
derecho y lo ejercita tal como vimos ayer; la Sra. García tiene el derecho, lo
ejercita y, con manifestaciones de diversa catadura no jurídica, después de un
tiempo, renuncia a ejercitarlo en el futuro afirmando que siente vergüenza de
haberse equivocado; la princesa Leonor renuncia lisa y llanamente al
ejercicio futuro de ese derecho que tiene legalmente reconocido.
Desde mi punto de vista, nadie que
ejercita un derecho sin coacción se equivoca; porque sabe que tiene el derecho (de
ahí que lo ejercita pidiéndolo), que el derecho tiene un contenido (de ahí que
pida algo concreto), y ha decidido y sopesado ejercitarlo frente a la opción de
no hacerlo, todo ello en base al poder de disposición que le concede el Ordenamiento
Juridico, amén de que mes tras mes se materializa en su patrimonio el contenido
económico de ese beneficio. El que decide sin coacción no ejercitarlo en esas
mismas circunstancias antedichas (la princesa Leonor) tampoco, pues, se equivoca.
Siempre hay, pues, voluntariedad del acto jurídico concreto de ejercicio
o de renuncia. Y no habiendo equivocación jurídica posible, opinamos con un poquito de humor, lo que la Sra.
García manifiesta es que en el pasado se ha equivocado éticamente, lo que tiene nula
trascendencia jurídica en la actualidad y en el futuro una vez que se ejercitó el derecho. Lo que hace
pensar que la reparacion de esa equivocación ética del pasado no tardará en producirse en el futuro inmediato, claro está, en
el terreno estrictamente ético.
Valentín Cortés