Viernes 3 de Noviembre de 2017
El vértigo ante la aplicación del Derecho
Una parte de la clase política y de
la periodística se han encontrado, de pronto, con el vértigo que produce en ellas
la aplicación estricta del Derecho en el caso de los investigadas, y ahora imputadas,
personalidades de la política catalana. Y se oye con frecuencia creciente que
el auto de prisión sin fianza de la Juez de la Audiencia Nacional es inoportuno
políticamente y perjudicial para la imagen de España en el exterior, ergo es desproporcionado. Y el vértigo
se agrava cuando se enfatiza y constata que el Tribunal Supremo ha dado una
semana a las partes investigadas para que preparen su defensa, lo que no se ha
hecho en la Audiencia Nacional.
La época del uso alternativo del Derecho se debió acabar, me imaginaba yo,
con el marxismo en donde se generó, pues en un Estado de Derecho, como el
nuestro, ya se sabe que la aplicación del mismo no es ni inoportuno, ni se puede
reservar para cuando le interese a la clase política, porque eso sería tanto
como someter el Derecho a la clase dirigente, que es la impone la idea conveniente
de interés político. Debe haber, pues, un marxismo latente, también explícito,
en nuestra sociedad.
De modo que la única crítica que
admite el auto de la Juez de la Audiencia Nacional es la jurídico-procesal-penal.
No he leído, sin embargo, ni una sola crítica seria en ese aspecto, sino sólo
diatribas contra la prisión provisional, que, por el contrario, no se
expusieron en otras ocasiones por esos mismos sectores.
Por último, en los hechos que se
juzgan, unas son las actuaciones del Gobierno de la Generalidad (enjuiciadas por
la Audiencia) y otras las de la Mesa del Parlamento (enjuiciadas por el
Tribunal Supremo). Son actuaciones distintas que, posiblemente, tendrán calificación
jurídica distinta. Y distintas son sus defensas letradas; la que interviene en
el Tribunal Supremo alegó la indefensión por falta de tiempo. Las que actuaron
en la Audiencia Nacional nada alegaron, de donde el trato, por fuerza, ha sido
distinto y, sin duda, será en el futuro distinto.
De modo que como jurista no comprendo
el vértigo que sienten y exponen esos políticos y esos periodistas.
Valentín Cortés