Viernes 19 de Diciembre de 2025
Otra ley en materia de
vivienda que será un fracaso
En términos muy generales podríamos
decir que el legislador, el buen legislador, cumple su función cuando regula
las relaciones entre los ciudadanos o la de éstos con el Estado, resolviendo
los problemas que existen en la sociedad. En nuestra sociedad existe un
problema muy importante y nuclear: la escasez de viviendas y la carestía de éstas
y de los alquileres. Es básico mantener que la resolución de los problemas
sociales, del de la vivienda y de los demás, se debe hacer desde el más
profundo y exacto conocimiento de la génesis y vida de ese problema, pues de
otra manera no aplicaremos el método adecuado y fallaremos en el intento,
pudiendo, incluso, agravar aquello que pretendíamos arreglar.
Mi opinión del legislador español
actual, y en concreto del que se dedica a resolver el problema de la vivienda
citado, ya la conocen ustedes: es un absoluto fracaso, entre otras cosas, porque
ni conoce el problema ni aplica el método adecuado para resolverlo, y porque
intenta introducir la ideología social-intervencionista en algo que, como todo
en nuestra sociedad y economía, está impregnado por las reglas del mercado,
porque así es nuestra sociedad y el sistema económico que se desprende, en
términos generales, de nuestra Constitución, y porque el mercado de la vivienda
está en manos privadas y no en las estatales. El resultado es que nuestro
legislador no ha analizado bien el problema que dice querer solucionar, porque
sus leyes consiguen agravar ese problema.
Digo todo esto por la aprobación en
el parlamento catalán de una ley de adopción de medidas urgentes en materia
de vivienda, (vid. la prensa de hoy) que establece un sinfín de medidas
intervencionistas en el alquiler de viviendas de temporada y de habitaciones en
comunidad, que producirán el mismo resultado desastroso que ya tienen todas las
anteriores leyes intervencionistas en esta materia: habrá menos oferta y una
elevación significativa de los precios. Desgraciadamente será así.
Valentín Cortés