Martes 5 de Noviembre de 2024
Examen sosegado de nuestra legislación
en materia de riadas posteriores a las lluvias
La creciente ola de indignación contra
la clase política, por su inacción o incompetencia a la hora de establecer medidas
eficaces y eficientes para solucionar el drama de las inundaciones en Valencia,
es un reto para esa clase que, por ahora, parece que no asume. Pero, no podrá soslayarlo
y es, además, un peligro para nuestro futuro constitucional, porque ¿de qué le
sirve al ciudadano la Constitución si el Estado que se constituye en ella no
sirve o es inoperante?
Ese reto pasa necesaria y previamente, desde nuestro punto de vista, por hacer un examen sosegado sobre nuestra legislación en materia de prevención de este tipo de cataclismos para determinar, primero, si, existiendo y siendo correctos esos mecanismos, no se pusieron en marcha por negligencia, imprudencia o ineptitud. Y, es lo importante para el futuro, para determinar, en el caso de que el sistema de prevención no abarque todos los aspectos trascendentes en el desastre, se contemplen en una futura legislación -[ por señalar un único ejemplo, hoy leo en la prensa que la Confederación Hidrográfica correspondiente no tiene obligación de comunicar alertas, cuando precisamente el desastre, como otros muchos anteriores de parecido cuño, se ha producido no tanto por la lluvia caída como por la sabida, experimentada y tradicional riada que ésta provoca]-.
Las lluvias existirán siempre y no las podemos evitar; las riadas
posteriores sí las podemos evitar o minimizar. Y un Estado existe, no es
fallido, si este tipo de cuestiones las asume con determinación y prontitud.
Valentín Cortés