Miércoles 3 de Octubre de 2018
La ilegalidad no es el camino.
Toda la prensa rememora el discurso
del Rey hace un año en relación con la situación de ilegalidad política en Cataluña en aquel entonces. Porque, no se
nos olvide, no era una situación política
inadmisible, sino una situación de
ilegalidad inadmisible.
En aquel momento el discurso sirvió
para que los partidos políticos, que no querían aplicar el remedio del art. 155
de la Constitución, decidieran, casi obligados por las palabras del Rey,
aplicar el procedimiento constitucional de disolver el Parlamento catalán e
intervenir la administración catalana. Aquella situación de ilegalidad y de
rebelión a la que se refería el Rey fue eliminada por la actuación del Tribunal
Constitucional que anuló todo el conjunto normativo anticonstitucional que
vertebraba el nacimiento de una república rebelde; y por la iniciación de
procesos judiciales penales contra los autores de aquellos actos punibles que,
en poco tiempo, estaban en prisión o habían huido. El Estado, pues, funcionó
perfectamente en defensa de la legalidad y sigue haciéndolo, pues esa situación de ilegalidad no ha existido
en este periodo de tiempo.
Ahora, al cabo justo del año, todo
indica que se inicia de nuevo la rebeldía por actos que, irremediablemente,
serán ilegales frente a los que el Estado responderá con la misma contundencia y
eficacia que hace un año, porque los independentistas, no se olvide tampoco,
plantean sus deseos políticos desde la
ilegalidad, despreciando los procedimientos legales que saben le son
adversos. Por eso no cabe mas remedio que el jurídico.
Y ahora sí, sin duda, de forma
irremediable, esa respuesta jurídica eficaz vendrá acompañada por la
contundencia política que no hubo hace un año cuando el Estado decidió aplicar
el art. 155 de la Constitución.
Valentín Cortés