Jueves 18 de Mayo de 2023
La ilegalización de Bildu
La prensa recoge la petición de muy
variadas instituciones de ilegalizar a Bildu; la última ha sido la Sra. Ayuso (vid.
www.europapress.es) que invoca la Ley de Partidos. Es verdad que esta
ley en el art. 9.3 establece, como prueba de la existencia de causas de ilegalización, el hecho de incluir en las listas electorales personas que han sido condenadas
por actos terroristas que no hayan dado muestra de “arrepentimiento”. Este parece
ser el caso de los etarras que están incluidos en las listas de Bildu para las elecciones
locales. Pero esta incorporación a las listas es causa de disolución cuando se
hace de forma regular, es decir, con asiduidad y de forma continuada. No
es el caso. Amén de que los legitimados para iniciar el proceso de ilegalización
(Gobierno y Ministerio Fiscal) no parecen estar muy inclinados a esta petición ( vid. hoy la declaración negativa de la Fiscalía a esta ilegalización, www.europapress.es) y que tampoco las Cámaras de las Cortes lo parecen a instar al Gobierno a pedir
esa ilegalización (art. 11 de la citada Ley).
Hoy por hoy, no es esta la vía para
solucionar la contradicción existente entre la Ley (que permitió junto a la
sentencia del Tribunal Constitucional la legalización de Bildu) y la moral, prácticamente
unánime, de la sociedad española que rechaza la aplicación de esa norma.
El camino es otro. Ya apunté el
martes pasado cuando se hizo el anuncio de la “renuncia” al acta electoral de los
candidatos con delitos de sangre, que estábamos ante un ejercicio abusivo
del derecho a participar en las elecciones, un verdadero ejercicio
antisocial del derecho a la participación, o un derecho ejercitado en contra
de las reglas de la buena fe, que además, en todo caso, implica un verdadero fraude a la Ley
que persigue el homenaje a los asesinos y terroristas, que es
precisamente un efecto no querido por la
Ley. Todo esto, según las normas de los arts. 6 y 7 del Código Civil, impide la
eficacia del ejercicio de esos derechos y de su posterior reconocimiento por la
Junta Electoral. Es aquí donde yo creo que la Junta Electoral debería hacer un
ejercicio serio de aplicación del Derecho, y de sus competencias, para evitarnos,
además, el sarcasmo de la anunciada renuncia de esos etarras a unos derechos
que ni siquiera tienen, pues dependerán del resultado de las elecciones, y que
en cualquier caso implican si cabe un mayor fraude a la ley.
Valentín Cortés