Viernes 26 de Febrero de 2016.
El
estado del sin derecho
Como es obvio estoy utilizando una
figura retórica para contraponer una situación al Estado de Derecho. Y me
refiero a la noticia, que me he resistido hasta esta hora de la noche a opinar
sobre ella, a pesar de que esta mañana estaba en todos los medios digitales.
Pero frente al convencimiento que mi blog debe abarca muchos y diversos temas,
me temo que no he sabido resistirme hoy ante el
inagotable filón que proporciona la política de los dirigentes catalanes.
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha
anulado una norma de la Generalidad Catalana que prohibía, además de otras cosas,
a los funcionarios catalanes a comunicarse entre sí en idioma distinto al catalán:
se me ocurre, el chino mandarín o, quizá, el cooficial, según el Estatuto de Cataluña: el español.
Lo malo de esto es que hay un amplio
sector de la política catalana que está inmersa en la insensibilidad jurídica
que, me atrevería a decir, es propia del medievo. Pero, puesto que esa
insensibilidad jurídica permite trasgredir la norma, sabiendo que se trasgrede,
pero justificando la trasgresión por la finalidad que se pretende, se produce,
pues, una subversión de los valores democráticos que conforman nuestra Constitución
(pues la ley, expresión de la voluntad del pueblo, cede ante la voluntad del
partido o partidos que gobiernan) para acercarnos y sumergirnos en el Estado totalitario.
En definitiva, es la lucha de estos poderes de Cataluña contra el art. 1 de la Constitución,
en todo su amplio contenido y sentido.
Valentín Cortés