Miércoles 27 de Mayo de 2020
El Poder Judicial
No había que ser un adivino para
llegar a la conclusión que expusimos en este blog, en los primeros días del
estado de alarma, de que, dado como se estaba llevando a cabo la gestión de la
crisis sanitaria por parte del “mando único” y del Gobierno, habría un número importante
de reclamaciones judiciales, amén de la incidencia jurisdiccional que el
cuestionamiento jurídico del estado de alarma en sí mismo produciría. A todo
ello se une la tramitación de procesos penales en los que se investigan actuaciones
de algunos miembros del Gobierno, lo que dará, muy posiblemente, un protagonismo
indiscutible al Tribunal Supremo, que, sin duda, se verá incrementado si el
Gobierno sigue por la senda emprendida en el caso del coronel Perez de los
Cobos.
El Poder Judicial, que Montesquieu
aventuraba como el más proclive a burlar la voluntad popular, por aquello de
ser el encargado de aplicar la ley (como expresión de la voluntad popular) y de
interpretarla, aparece en este momento, además, como el Poder del Estado
definidor de nuestras libertades y derechos y de freno y control a un excesivo
despliegue del Poder Ejecutivo frente al Poder Legislativo. Para ello, los jueces
y magistrados, que son los integrantes del Poder Judicial, lo único que tienen
que hacer es creerse y practicar lo que establece el art. 117.1 de la Constitución:
“administrar Justicia”, siendo y sintiéndose en el desarrollo de su
misión “independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al
imperio de la Ley”, lo que no me cabe la menor duda de que harán.
Valentín Cortés