Jueves 22 de Febrero de 2024
La encrucijada del Fiscal General
Digamos que el Fiscal General del Estado,
en el tema de la imputación en el Tribunal Supremo del Sr. Puigdemont por
delito de terrorismo, se encuentra entre la espada y la pared. La espada,
admitir la competencia del Tribunal Supremo para imputar o no al Sr. Puigdemont
por delito de terrorismo (una espada que parece tener toda la apariencia de ser
exclusivamente jurídica); y la pared, no admitir esa competencia por no
ser los hechos investigados constitutivos de delito de terrorismo, que aparece
como una pared con tintes evidentes e innegables de política, al menos en la
lectura de los acontecimientos políticos que se viven en este momento.
La Teniente Fiscal, por encargo del
Fiscal General, tiene que solucionar la disparidad entre el dictamen del fiscal
Alvaro Redondo, que no veía terrorismo en los hechos investigados, y la
inmensamente mayoritaria de los demás fiscales del Tribunal Supremo que lo ven (explicando
ahora su posición con argumentos jurídicos escritos, no con opiniones dichas al
vuelo en una reunión de la junta de fiscales); así, la Teniente Fiscal se encuentra, pues, en esa encrucijada por
endoso que su Jefe le hizo, pero quien tiene realmente la encrucijada es el Fiscal
General.
Sabemos que el Ministerio Fiscal
tiene naturaleza jerárquica, con lo que ello conlleva y supone; pero la jerarquía,
que nadie discute, no puede devenir en arbitrariedad, precisamente en un Órgano
cuyo Estatuto lo consagra como defensor de la legalidad.
Valentin Cortés