Martes,9 de Abril 2013
El caso de Pescanova.-
Desde
el primer día las noticias sobre Pescanova me han causado, jurídicamente,
perplejidad.
El
preconcurso fue ideado por el legislador
para dar a las sociedades en crisis la posibilidad de llegar a acuerdos
con sus acreedores, sin que estos tuvieran la posibilidad de solicitar el
concurso necesario ( con los inconvenientes que ello tiene en la Ley); esos acuerdos pasan necesariamente por un convenio de pagos que se sustenta en un
plan de viabilidad y de refinanciación de la empresa. Así, la empresa puede
seguir su vida hasta la recuperación.
Cuando
leí en la prensa que Pescanova había entrado en esa fase de preconcurso pensé,
obviamente, que Pescanova era viable,
que sus dirigentes sabían cual era su pasivo ( en concreto, acreedores y
cuantía de las deudas) y que tenía un plan de viabilidad que exigía una
refinanciación asumible por sus acreedores.
Bastaron
pocas horas para que supiéramos que la entidad no sabía cual era su pasivo y
que los acreedores, en esas circunstancias, no han querido hablar de
refinanciación y planes de viabilidad. Para mayor perplejidad, la empresa ha
anunciado que demandará a su auditor.
Sin
el preconcurso, sin la administración eficiente y empresarialmente adecuada,
todo nos lleva a un proceso largo y muy perjudicial para los acreedores y para
los socios que confiaron en unas cuentas, por lo que se ha podido comprobar,
nada exactas. En estas circunstancias los procesos concursales normalmente
acaban con la vida de las empresas.
Valentín
Cortés