Valentín Cortés Domínguez

Valentín Cortés Dominguez es Catedrático de Derecho Procesal. Ha sido abogado con 47 años de experiencia, conferenciante y autor de múltiples publicaciones jurídicas y de manuales de derecho procesal que son libros de texto en distintas universidades españolas y de América latina.

jueves, 6 de octubre de 2016


Jueves 6 de Octubre de 2016

La ignorancia inexcusable

Decía el gran procesalista alemán del siglo pasado James Goldschmidt que el proceso es una situación jurídica donde existen cargas, poderes, facultades, posibilidades, expectativas y perspectivas, todo en función de obtener una sentencia favorable.

En este sentido, los que están siendo juzgados por la llamada trama Gürtel están inmensos en esa situación jurídica y tienen expectativas de salir indemnes de ese proceso si se admiten las causas de nulidad que están alegando en la fase previa del juicio oral.

La sociedad española, que tiene una ignorancia (entiendo que excusable) en Derecho, sigue ciegamente lo que dice la clase periodística o mediática que, en general, tiene (quiero creer que es eso) una ignorancia inexcusable en materia procesal, y viene vituperando a esas personas por la utilización de ese poder que les confiere la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Eso es como si se vituperara a un equipo de futbol por lanzar el penalti a su favor que le ha señalado el árbitro. ¿Acaso debería perder esa posibilidad y renunciar a lanzar el penalti?

Lo que tiene que decidir la Sala es si la ilegalidad indiscutible, por ya juzgada, en la obtención de pruebas iniciales en este proceso, que le costó, por prevaricación, la carrera judicial al Sr. Garzón, contamina y en qué medida la obtención de las demás pruebas que se han presentado o se van a presentar en el proceso. En el símil americano de “las cerezas”, lo que habría que saber es cuántas cerezas saldrían del cesto si tiramos de la cereza contaminada.

Negar o censurar la utilización de esta posibilidad a los acusados es tanto como negar el derecho de defensa que les concede la Constitución, por muy delincuentes que puedan ser.

Valentín Cortés