Viernes 24 de Mayo de 2019
Los diputados suspendidos
Lo que nosotros vivimos como una
vicisitud jurídica, con connotaciones políticas indudables, los suspendidos y sus
conmilitones ideológicos lo viven, sin duda, como una fase inicial, muy
inicial, de un proceso de reactivación política del también llamado “proceso”; podíamos
decir que se sienten con cuerda para largo: tras la suspensión, que antes o después
se iba a producir, les queda el recurso al Tribunal Constitucional y, por fin, Estrasburgo.
Todo ello les permitirá tener durante muchos meses viva la llama de la lucha política,
y, por ende, de la vana esperanza.
Por eso escribo hoy y por eso me
reafirmo en lo que, sin haberse producido ninguno de los tristes acontecimientos
y triquiñuelas pseudo-jurídicas impulsadas por la Presidente Batet, decía el
lunes pasado: urge una reforma seria, meditada y profunda de nuestra legislación
que nos permita acabar con las lagunas legales en la materia que tratamos, para
que se legisle sin falsos complejos democráticos y para que no se reproduzcan
más estas situaciones esperpénticas que no
caben en un ordenamiento jurídico sano, máxime si pensamos que se han
propiciado y alimentado por la tercera Autoridad del Estado.
Valentín Cortés