Viernes 16 de Diciembre de 2016
Las
triquiñuelas independentistas
Todos los medios de comunicación
traen hoy la noticia de que el Sr. Mas y compañeros, en el proceso por
desobediencia y prevaricación, que se sigue en el Tribunal Superior de Justicia
de Cataluña, van a pedir que el Sr. Rajoy declare como testigo. Parece ser que
puede ser importante para ellos, dice la noticia, para que se concluya que no
hubo notificación de la orden del Tribunal Constitucional de suspender la
consulta, por lo que no habría habido desobediencia.
Y hoy, la Presidente del Parlamento
catalán, en el teatrillo postdeclaracion ante los jueces, ha manifestado
pomposamente que ningún tribunal puede impedir
que se debata sobre la independencia de Cataluña.
Así, se confirmaría una nueva “tendencia
jurídica” de los responsables de la Generalidad. A la tendencia al fraude jurídico de las
autoridades catalanas, que es algo comprobado, se une ahora una concepción tan
formal del Derecho que produce asombro, naturalmente, jurídico. El Derecho no es
ni puede ser un cascarón vacío de contenido, ni el proceso se puede
convertir en actos procedimentales que se suceden en el tiempo, sin sentido
unitario ni razón de ser última. Esta señora, ¡ay!, fraudulentamente, separa el
debate del acuerdo posterior. Todo eso da lugar a prácticas leguleyas propias
del principio del siglo pasado.
En esta España del siglo XXI, hasta el último
ciudadano con uso de razón sabía que el referéndum convocado era ilegal, estaba
prohibido por el Tribunal Constitucional y su celebración era delictiva. Como
sabe que debatir sobre la independencia es, incluso, saludable, pero no aprobar
el procedimiento para celebrar un referéndum ilegal. Querer mantener, ocultándolo,
lo contrario es fraude y “leguleyismo” en estado puro.
Valentín Cortés