Jueves 25 de enero de 2018
Un
panorama sombrío
Desde el punto de vista jurídico hace
bien el Gobierno en poner todos los medios a su alcance para evitar cualquier
eficacia jurídica, aunque sólo sea momentánea, a los actos ilegales y fraudulentos
que de continuo se idean por el independentismo. Hace bien, por tanto, en pedir
el dictamen al Consejo de Estado para, si es positivo, interponer el recurso de
inconstitucionalidad de la propuesta del Presidente del Parlamento catalán de
investir presidente de la Generalidad al Sr. Puigdemont. Y de prever la posibilidad
de interponerlo si se concede el voto delegado.
No se dan cuentan los
independentistas que la ilegalidad, en un Estado de Derecho, no se sostiene y
que no cabe burlar la ley, ni lo querido por la Ley, de forma directa o
indirecta o fraudulenta, sin que el Estado ponga remedio. El Sr. Puigdemont no
puede ser, ni aspirar a ser, autoridad del Estado si previamente no se pone a disposición
de la Justicia y ésta decide lo que tenga que decidir en su caso. Esto es algo
absolutamente elemental en Derecho y es precisamente lo que los
independentistas tratan de soslayar mediante piruetas y subterfugios fraudulentos,
amén de provocando situaciones constantes de ilegalidad.
Todo indica, pues, que la aplicación
del art. 155 de la Constitución -si se persiste en esta situación de incumplimiento
reiterado de las obligaciones constitucionales de los poderes públicos en Cataluña-
se alargará y agravará en el futuro.
Valentin Cortés