Jueves 26 de Diciembre de 2013
Una verdad incuestionable
He leído esta mañana el discurso del Rey para la Navidad. El Rey llama “verdad incuestionable” a algo que, jurídicamente (que es lo que nos
interesa en este blog), puede parecer, en principio, una obviedad.
Dice el Rey que el Estado de Derecho tiene que funcionar “para que (…) se cumplan y se hagan cumplir
la Constitución y las leyes y para que las diferencias y las controversias
se resuelvan con arreglo a las reglas de
juego aprobadas por todos”. Y añade: “el
respeto de esas reglas es la garantía de nuestra convivencia y la fortaleza
democracia”. Para remachar: “esta es
una verdad incuestionable”.
Esto le explicamos, posiblemente con otras palabras y con más extensión,
a los alumnos de primer curso de Derecho procesal. ¿Es una obviedad? No debe
serlo porque en la vida política de este país se vulneran las leyes y la Constitución,
y se anuncia su vulneración (me estoy refiriendo ahora a la convocatoria del referéndum
ilegal de independencia del Cataluña), olvidándonos de arreglar nuestras desavenencias
políticas con arreglo a las normas preestablecidas,
solo porque no nos convienen en determinadas ocasiones.
Por eso, está bien que haya dicho que esto es una verdad “incuestionable”, que es tanto como
decir “innegociable”.
Valentín Cortés