Viernes 2 de Noviembre de 2018
El
“proceso” de rebelión
Lo que pomposamente -haciendo, pues,
ostentación de su importancia- llamaron los independentistas “proceso” concluyó, como es sabido, en
un golpe de Estado que quebrantó la Constitución y el orden constitucional de
arriba abajo. Toda una serie de actos, sucesivos, ordenados para conseguir el
fin pretendido. Lo vimos, todo ese proceso, en actos sucesivos, televisados
en directo; hasta el acto final cuando aquellos alcaldes( triste y ridícula imagen)
nos amenazaban con sus varas de mando una vez quebrantada y rota la Constitución.
La violencia en ese “proceso” también
la vimos por televisión durante toda su tramitación, de lo que ridículamente se hacía
ostentación de su importancia, un día tras otro, en la vida de la sociedad: las
amenazas; la realización de actos violentos, pasivos, unos, otros activos e incluso
proactivos; la vulneración y eliminación, por la fuerza o la intimidación, de
los derechos de los ciudadanos; el ataque a las autoridades y fuerzas del Orden
Público; la obstaculización severa de la actuación de estas fuerzas de Orden, etc.
Ahora la Abogacía del Estado, a las
ordenes del Gobierno, y sometida a sus presiones, después de toda una instrucción
y sin razones suficientes, dice que todo eso es sedición. El Ministerio Fiscal, ciertamente lejos de las presiones
que no admite, a lo que se ve, afirma que es rebelión. Ya veremos lo que dice
el Tribunal Supremo tras el juicio.
A los españoles no nos queda Paris, pero nos queda el Poder
Judicial y el Ministerio Fiscal, y el empuje ciudadano, para castigar debidamente
el delito más grave que se ha cometido en nuestra país desde el advenimiento de
la democracia.
Valentín Cortés