Viernes 6 de Marzo de 2015
Palabras mágicas
He leído en la edición nacional del diario ABC que, en el proyecto de
ley de reforma de la de Enjuiciamiento Criminal que prepara el Gobierno, se le
dará al imputado el nombre de investigado. ¡Y el diario citado estima
que esta es una de las claves de la reforma!.
Estarán de acuerdo ustedes conmigo en que el español es aficionado a las palabras mágicas, que olvidándose de
los conceptos, sustituyen a otras palabras que son malditas, arreglándose así
todos los problemas.
Ya lo he dicho otras veces: el cambio de nombre no arregla nada, si
acaso lo estropea todo.
En el proceso penal el juez nunca puede acusar; los acusados (por el Ministerio
Fiscal, por los perjudicados, por cualquier ciudadano) declaran ante el juez,
pero por eso no son imputados; solo son imputados, si tras la declaración inicial,
el juez entiende que en su conducta hay indicios racionales de criminalidad y
por eso los somete a un proceso (procesados,
en la terminología clásica que casi se perdió por ignorancia del legislador y
de un sector de la doctrina).
Más le vale al Ministerio de Justicia dejarse de inventos y llamar a
las cosas por su nombre, por eso le recomiendo que vuelva a lo clásico: acusación, procesamiento y condena o absolución. En esos términos, el concepto
coincide con la palabra, que por eso ya no es mágica
Valentín Cortés
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