Viernes 13 de Abril de 2018
La
querella del Parlamento catalán contra el Magistrado ponente del TS en el
juicio por rebelión.
Siendo de trascendencia jurídica
cuestionarse si el Parlamento puede interponer o no esa querella por prevaricación (vid. www.elconfidencial.com),
lo realmente relevante y destacable es que ella es un paso más en la confrontación
de las autoridades catalanas, en concreto, el Parlamento, con el Estado. Han
convertido la praxis judicial en un instrumento de su política rebelde. Lo
hacen en cuanto proponen como candidatos a la presidencia de la Generalidad a
los que son de imposible proposición; para después, prevista la respuesta
judicial negativa, proponer la interposición de una querella; porque después vendrá
la interposición propiamente dicha y, más adelante, el aprovechamiento político
del más que previsible archivo de aquella por el Tribunal Supremo. Se trata de
alargar el argumentum ad nauseam de
la persecución por ideas políticas.
Esto es lo que en Derecho se conoce
como fraude legal, pues se utilizan
posibilidades jurídicas que el Derecho concede, pero con el fin, no tanto de ejercitarlas
para defender derechos o intereses legítimos, como de socavar los fundamentos
del Estado de Derecho. Los independentistas - lo hemos dicho muchas veces- lo
vienen haciendo desde el principio del llamado “proceso” y es evidente que la
respuesta del Estado debe ser jurídicamente contundente e implacable.
Valentín Cortés
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