Miércoles 18 de Abril de 2018
Una
estrategia equivocada
Lo que el Magistrado Instructor del
Tribunal Supremo está llevando a cabo en estos días es lo que la doctrina ha
llamado desde siempre declaración
indagatoria (art. 388 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal), que se ha de practicar
tras el procesamiento del acusado, antes de abrir el juicio oral. Como en todas
las declaraciones que efectúa el acusado y, posteriormente, procesado, éste
tiene derecho a manifestar cuanto tenga
por conveniente para su exculpación o para la explicación de los hechos (art.
396 de la citada Ley).
Por lo que leemos en la prensa, los
procesados por rebeldía no están tanto en la estrategia de exculparse, como en
la de acusar al Magistrado Instructor (y de camino al Tribunal Supremo) de
estar en connivencia con el Poder Ejecutivo, de impedir el ejercicio normal de las
facultades del Parlamento catalán y de acusarles y perseguirles a ellos por sus
ideas políticas; en otras palabras, de prevaricación continuada.
No se están, pues, defendiendo, sino
están atacando injusta y calumniosamente al Magistrado Instructor y ello,
naturalmente, antes que tarde, tendrá la respuesta jurídica adecuada. Por ahora,
esa estrategia sólo les sirve para seguir en prisión, pues su voluntad de reiteración
delictiva cada día es más clara. Y si buscan la finalidad política, pues, diría que estúpidamente
(Cipolla dixit) se equivocan, pues
para infligir un daño al Estado Español, se causan otro mucho mayor a sí mismos.
Valentín
Cortés
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