Jueves 19 de Octubre de 2017
El
dialogo, la represión y la amenaza
He leído la carta del Sr.
Puigdemont al Presidente del Gobierno, enviada como contestación al requerimiento
de éste ex art. 155 de la Constitución, que conviene recordar no sería ya si
declaró o no la independencia (eso no
fue contestado en su momento con ocasión de primera parte del requerimiento), sino para
que cumpliera con sus obligaciones
constitucionales, volviendo la Generalidad a la legalidad, que es lo que se establece
en la norma citada; lo que es tanto, entre otras cosas, como la derogación inmediata
por la Generalidad, y sus instituciones, del entramado “legal” que el Tribunal
Constitucional o bien ha declarado nulo, o bien ha suspendido en su eficacia, amén
de comportarse como Estado cumpliendo el
ordenamiento jurídico que le vincula como a cualquier parte de aquel.
Se trata de una contestación que,
claramente, provoca la puesta en marcha del procedimiento del art.155 citado,
cuyo acto inicial será la aprobación por el Consejo Extraordinario de Ministros
el próximo sábado de las medidas que se van a pedir que adopte el Senado, pues
el Sr. Puigdemont, no sólo no ha anunciado que vuelve a la legalidad, sino que llama
represión a la actuación de la
Judicatura, en persecución de delitos varios, y amenaza con levantar la suspensión de la declaración de
independencia ( que, por tanto, declaró), si no se inicia por el Gobierno lo
que llama diálogo, que, por lo que se
ve, tendría por objeto, no tanto recomponer la legalidad, como consensuar entre
el Estado y el Sr. Puigdemont la independencia declarada de Cataluña. Por consiguiente,
la aplicación del art. 155 es inevitable.
Como imagino que esta contestación
del Sr. Puigdemont no es consecuencia de un delirio eximente de su responsabilidad,
sino producto de su afamada “astucia”, usando su propia terminología, me temo
que en la respuesta del Estado se incluirá con el tiempo la “represión”, que, sin duda, le afectará
y gravemente.
Valentín Cortés
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