Miércoles 18 de Diciembre de 2015
Entre
la chapuza y la prevaricación
Dice la prensa de Madrid que la Sra.
Carmena, que es la alcaldesa, ha decidido no cobrar las multas que impuso en días
pasados el Ayuntamiento con ocasión de la disminución de la velocidad en la M30
decretada por la contaminación elevada que había en Madrid.
Desde mi ángulo de opinión,
estrictamente jurídico, pienso que ello se puede deber a dos razones:
La
primera, que la disminución de velocidad decretada no se atuviera a la
normativa vigente, por lo que diríamos que estamos en presencia de una chapuza jurídica,
dada la cual el Ayuntamiento sabe que esas multas no se pueden exigir, y haría
bien en dejarlas sin efectos de oficio.
La
segunda, que la limitación de velocidad impuesta fuese plenamente legal,
por lo que el no exigirlas es una alcaldada arbitraria e injusta que, además, puede
ser constitutivo de delito de prevaricación.
Dice, igualmente, la prensa que los
conductores multados no llegan a doscientos, lo que demuestra lo disciplinados
y obedientes que son los madrileños, dado los centenares de miles de coches que
se mueven al día por la M30. Pudiera ser,
entonces, que el motivo de no cobrarlas sea el alto coste de oportunidad política
de la medida, en relación con el mínimo resultado económico de la misma.
Entonces estaríamos ante una chapuza posiblemente constitutiva de delito de prevaricación.
Valentín Cortés
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