Viernes 11 de Septiembre de 2015
La
recusación de dos magistrados en el asunto Gürtel
Cuando los jueces observaban una
escrupulosa separación de la vida política, pública y hasta empresarial, las
recusaciones o abstenciones eran muy raras y se definían normalmente por
afinidades o desencuentros familiares o amicales (los parientes, la amistad o
enemistad manifiesta, etc.).
Hoy, los jueces “pontifican” en los
medios públicos sobre cualquier acontecimiento que se produzca, intervienen en política
para después volver a la Justicia o siendo políticos se guarecen después en la judicatura.
Hay una extrapolación evidente del pensamiento y de la acción de los jueces que
no dudan en participar en ciclos, conferencias, mesas de trabajo sobre temas,
naturalmente jurídicos, pero con connotaciones políticas y sociales, cobrando legítimamente
por ello.
Toda esa imbricación del juez con
la sociedad, lo hace vulnerable en su imparcialidad, al menos ante la sociedad
que hoy entiende esas vinculaciones como una clara perdida de la objetividad
que se le exige tener, al menos, en apariencia.
Por eso, esos jueces deberían ser
muy propicios, aun a pesar de su sentimiento de objetividad, a practicar la abstención,
porque no es el juez quien se tiene que sentir imparcial y objetivo, que también,
sino la sociedad quien debe tener la certeza de que la Justicia es, como la
dama de la balanza, ciega y equilibrada.
Al menos hasta que el legislador se
decida, de una vez por todas, a regular adecuadamente las incompatibilidades de
los jueces y magistrados para ser tales y para ejercitar sus funciones.
Valentín Cortes
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