Martes 14 de Abril de 2020
La perversión del estado de alarma
Que la situación actual en España
no debe seguir ordenada por la normativa del estado de alarma -si es que son
necesarias las medidas que se están tomando, sobre todo en lo que se refiere a
la movilidad de las personas y sus consecuencias- es un lugar común entre las
personas con sensibilidad jurídica.
La observación de la realidad del
día a día nos demuestra, además, que, al socaire de llamado mando único
para luchar contra la pandemia, se ha dado por bueno que desaparezcan, de
hecho, dos de los Poderes del Estado: el Legislativo y el Judicial. No existen
razones para que ambos Poderes estén cerrados e inutilizados, prácticamente al
completo, por una serie de medidas que se suponen eficaces en exclusiva, cuando
posiblemente existen otras que permitirían el funcionamiento de ambos Poderes
de forma eficaz, aunque quizá no con el máximo rendimiento, resolviendo el
Judicial, por ejemplo, conflictos jurídicos de enorme importancia social y
económica, global e individualmente considerados.
El resultado pernicioso y perverso de todo
esto es que el Poder Ejecutivo, siempre expansivo, va adquiriendo modos autoritarios,
ilegales y claramente inconstitucionales, como, por poner un solo ejemplo de
esta última semana, posibilitar por Orden Ministerial la ocupación de viviendas
de propiedad privada para tutelar fines sociales que al Ministro de turno le
han parecido tutelables por encima de otros intereses y derechos, saltándose
todos los requisitos competenciales que la Constitución impone.
Así, pues, vivimos un total y
absoluto desbarajuste jurídico y constitucional al que hay que poner coto.
Todavía no es tarde para remediar esta perversión del sistema de alarma.
Valentín Cortés
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