Martes 10 de Octubre de 2023
Otro ejemplo de ley claramente deficiente
No creo que admita mucha discusión
la opinión de que la calidad legislativa de las leyes emanadas de las Cortes en
la pasada legislatura no sólo deja mucho que desear, sino que es manifiestamente
mala. Todos conocemos ejemplos clamorosos de lo que digo.
Pero, ahora, al hilo de una
información que se viene repitiendo en las últimas semanas, y en la que hoy
incide www.abc.es, sobre el mercado de arrendamiento
de vivienda ( su encarecimiento, reducción, rigidez, etc), quiero poner en este
blog de nuevo de manifiesto que todo se debe a la elaboración de leyes muy ideologizadas,
muy opuestas a los principios constitucionales, que han sido elaboradas, en la mayoría
de las ocasiones, por el trámite de urgencia, burlando los dictámenes
preceptivos de los órganos estatales concernidos por el objeto de la ley y que
han soslayado la opinión de los funcionarios del Gobierno cuya misión es
precisamente elaborar proyectos de leyes.
La llamada ley de la vivienda, sin
necesidad y equilibrio, contrapuso el derecho de propiedad (art. 33 Constitución)
al derecho a la vivienda (art. 47 Constitución) para darle preferencia, mediante
todo tipo de artilugios jurídicos y procesales, de forma demagógica, a la
vivienda arrendada o usurpada de unos frente a la propiedad de otros. La reacción,
primaria y lógica, del propietario que no va a obtener la tutela jurisdiccional,
porque la Ley la “torpedea”, o que piensa que le será muy difícil y costoso en
tiempo y dinero obtenerla, es no arriesgar su propiedad. Consecuencia inmediata
de esta inseguridad y falta de protección jurisdiccional es salirse del mercado
en cuestión o tomar tales garantías que su inseguridad se compense. Mientras
tanto no se conoce que el Estado haya asumido el deber que le impone,
precisamente, el art. 47 Constitución de promover el acceso a la vivienda de
todos, no a cargo de los particulares, sino de las arcas públicas.
Todo era previsible y todo fue anunciado.
Pero, el Gobierno no hizo caso a tanta advertencia
Valentín Cortés
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