Viernes 16 de Junio de 2023
El juramento o promesa de los parlamentarios en el
acto constitutivo de las Cortes Generales
Hace unos días se conocía la decisión
del Tribunal Constitucional de dar por válidas toda la variedad de formas en
los que algunos parlamentarios juran o prometen su cargo electo para poder
acceder a la constitución de las Cámaras. Sobre las distintas formas usadas no
vamos a entrar porque son de sobra conocidas y recordadas por todos. Hoy (vid. www.europapress.es) hemos conocido los
votos particulares de cuatro magistrados que votaron en contra.
En relación a estos votos
particulares me interesa poner de manifiesto que, frente al relativismo
imperante en el Tribunal Constitucional en la materia, que, más o menos, nos
viene a decir que estamos ante un formalismo caduco y trasnochado más que ante
una formalidad esencial, se pone el foco del problema en la importancia del juramento
o la promesa que, afirman los magistrados disidentes de forma acertada según mi
opinión, nos descansa en el acatamiento
de los principios o valores que emanan de la propia Constitución, sino en la aceptación
sin fisuras ni matices de los procedimientos establecidos en la propia Constitución
para reformarla o incluso cambiarla radicalmente.
Siendo así, es evidente que la fórmula
de acatamiento no es un asunto baladí, ni un formulismo trasnochado, sino la
manifestación solemne del acatamiento a la esencia última y básica del Estado
de Derecho: el respeto por las reglas de juego. Si no existe tal acatamiento, difícilmente
se justifica que quien así actúa pueda formar parte del juego. Es así de
simple.
Valentín Cortés
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