Lunes 14 de Octubre de 2019
La sentencia
Si fuera periodista o tertuliano
ya estaría pontificando sobre la sentencia y su contenido. No lo soy y no voy a
entrar en el análisis de su contenido, pues para eso debería haberla leído. No
he tenido tiempo.
Sin embargo, la sentencia
servirá para poner al resto de las instituciones de este país, que están concernidas
directamente en el asunto, en el brete de estar a la altura que ha señalado el Tribunal Supremo; porque
las sentencias, una vez dictadas de nada sirven si no se ejecutan y cumplen, de
modo que el Gobierno deberá tomar nota para no caer en la tentación del indulto,
como lo deberá hacer la Generalidad catalana a la hora de administrar y decidir
la vida penitenciaria de estos señores sediciosos, como lo deberá hacer el
Tribunal Constitucional o como lo deberá hacer la Fiscalía en decisiones
posteriores que necesariamente se han de tomar con los condenados o con los que
vendrán que aun no han sido juzgados. El Estado no se puede permitir nada de
eso y la sociedad no se lo va a permitir.
Quizá por todo eso, el
Magistrado Llarena, así lo recoge la prensa, ha estado ya a la altura de las circunstancias
y ha activado la euro orden de detención y extradición del Sr. Puigdemont, que
se ve, así, en el extraordinario privilegio de ser el primer perjudicado colateral de
la sentencia que ha condenado por sedición a sus compañeros delincuentes.
Valentín Cortés
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