Lunes, 25 de Febrero de 2013
La palabra fulminante
Los políticos, por lo que leo en la prensa, oigo en las emisoras de
radio y veo en TV, tienen el convencimiento de que con la palabra tumban a sus
contrincantes. Salen en TV, con la frase preparada, ponen cara seria, enfatizan
y (...) se supone, el enemigo ha caído fulminado. ¡Buscan desesperadamente la palabra fulminante!
Ahora, han descubierto una: “la
querella” que, como decía un antiguo conocido, había que “ponerlas a pares”. No
hay día en que algún político advierta
al contrario de que como no “ponga” una querella de forma inmediata su
credibilidad será nula y de que, peor aún, quedaran demostradas todas las
ocurrencias de cualquiera que haya subido al estrado, haya escrito un papel, o haya hecho una declaración más o menos
pública. Realmente, se echa de menos un poco de formación jurídica en nuestra
clase política.
Las querellas (que no se ponen, se interponen) no arreglan los
problemas políticos y mucho me temo que se está equivocando el sistema y el
método de acabar con el contrincante; por eso hablan ellos, y la gente de la
calle, porque de ellos aprendemos, de la lacerante lentitud de la Justicia;
quisieran que también la Justicia se adhiriera, sin más, a la palabra fulminante con una
sentencia igualmente fulminante. Si echan mano de lo jurídico, deberían conocer
los elementos del medio y no cometer disparates.
Valentín Cortés
Pero entonces, ¿qué es una querella y por qué pueden los jueces fulminar todo este "querellismo"?
ResponderEliminarLa querella es un escrito dirigido al organo judicial en el que se acusa a alguien de la comisión de un delito; la acusación no significa que el juez deba aceptarla; el juez debe investigar los hechos, determinar si la acusación se refiere a un hecho con caracter de delito, si esos hechos se han producido en la realidad, si los ha cometido la persona acusada, y, solo cuando estima que existen indicios racionales de criminalidad, imputa al acusado y ordena abrir el juicio para que otro órgano juzgue al acusado imputado. Por eso digo que la sentencia no puede ser fulminante como la acusacion, pasará mucho tiempo antes de que haya sentencia. Por eso los problemas políticos no se pueden arreglar interponiendo querellas, por eso los políticos que se parapetan tras las querellas equivocan el camino: ese no es el adecuado para arereglar los problemas políticos
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