Miércoles 31 de Enero de 2018
No
todo es criticable
Desde el punto de vista jurídico,
suspender, tal como ha hecho el Presidente del Parlamento catalán, la sesión de
investidura para la presidencia de la Generalidad, era la única salida lógica que
existía y además es legal. Pues se trata de esperar a que el Tribunal
Constitucional resuelva si admite o no a trámite la propuesta de investidura
del Sr. Puigdemont. Por lo tanto, se podrá, desde el punto de vista político,
juzgar tal decisión como se quiera (y en los periódicos de hoy hay una variada crítica
política de esta decisión), pero jurídicamente es intachable. Si el Tribunal no
lo admite a trámite, sigue adelante la propuesta; si lo admite, es el propio Tribunal
quien suspende y deja sin eficacia la propuesta.
Esa suspensión hace que el Tribunal
tenga que decidir y en esa tesitura, rechazar la admisión a trámite manteniendo
que la propuesta no es un acto jurídico, tal como se ha dicho mantenía el Magistrado
ponente del recurso, es, según mi opinión, insostenible legalmente, porque la
propuesta es una potestad del Presidente del Parlamento que, creando una situación
jurídica, genera y otorga derechos, poderes, cargas y obligaciones para el “propuesto”
que le “obliga” a aceptar o no la propuesta y, en su caso, a defenderla si es
que reúne en el momento en que se hizo aquella los requisitos y capacidades personales,
legales y constitucionales exigidas para el caso. En ese momento, y ahora, el
Sr. Puigdemont no está en condiciones de nada que no sea ponerse a disposición de
la Justicia y esperar que ésta decida. Eso es lo que tiene que resolver el Tribunal
Constitucional.
Valentín Cortés